Foto: EFE/Miguel Gutiérrez
Por
Celestino Aponte
Las formaciones políticas y la sociedad civil venezolana han promovido en la última década acciones orientadas a establecer un sistema político de libertades y derechos democráticos que, con alguna que otra participación de la sociedad económica, han significado avances parciales notables. Algunos de ellos posteriormente perdidos como consecuencia de la actuación combinada de la resistencia opuesta por el régimen de facto, por una parte, y la manifiesta impericia de la dirección política opositora, por la otra. La victoria política y electoral en las elecciones parlamentarias del 2015 y la conformación del gobierno interino en el 2019 con apoyo mayoritario de la sociedad venezolana y de sesenta gobiernos democráticos del mundo son, tal vez, los mas significativos. Ambos finalizaron en fracasos. Avances y retrocesos.
Las formaciones políticas y la sociedad civil venezolana han promovido en la última década acciones orientadas a establecer un sistema político de libertades y derechos democráticos que han significado avances parciales notables... La victoria política y electoral en las elecciones parlamentarias del 2015 y la conformación del gobierno interino en el 2019 con apoyo mayoritario de la sociedad venezolana y de sesenta gobiernos democráticos del mundo son, tal vez, los mas significativos. Ambos finalizaron en fracasos.
Otros avances que merecen, cada uno de ellos, consideraciones particulares son la victoria político electoral en el estado Barinas; la negociación con el gobierno de facto (Barbados) que logró la realizacion de la elección primaria del 22 de Octubre, el compromiso de libertad para los presos políticos y condiciones electorales competitivas de cara al año 2024; y, por supuesto, la convocatoria, organización y ejecución de la elección primaria. Trabajar para que éstos últimos logros no concluyan en otros naufragios es la tarea fundamental de los demócratas venezolanos.
La elección primaria del 22 de octubre es una extraordinaria victoria política en tanto que cuantitativa y cualitativa movilización ciudadana desafiando las amenazas y los obstáculos del régimen para minimizarla. En tanto que organización impecable dirigida por calificados actores de la sociedad civil, en tanto que proceso autogestionario exitoso a pesar de los limitados recursos, así como por el impacto en la población que recuperó la confianza en si misma y en el voto como instrumento de lucha, por el estrujón que le propinó a los partidos políticos tradicionales y, sobremanera, por el golpe noble dado al gobierno dejándolo al desnudo como lo que es: una minoría sin apoyo popular.
Además, la elección de una candidata presidencial con más del 90 por ciento de los votos, catapultada hoy día a niveles nunca antes registrados para un candidato presidencial: 68 % en la intención del voto.
Un pueblo dispuesto a quitarse el yugo antidemocrático que lo asfixia, un Nicolás Maduro rechazado y despreciado por los venezolanos, una gestión de gobierno fracasada, la justicia internacional monitoreando y procesando las violaciones sistemáticas a los derecho humanos y los crímenes de lesa humanidad que comprometen no solo al jefe del gobierno sino a toda la alta jerarquía del régimen, por una parte, y el liderazgo en ascenso de Maria Corina Machado forman un combinado que presagia una victoria electoral de las fuerzas democráticas en el venidero 2024.
"Pero los rusos también juegan" como diría el astro del fútbol brasileño, Garrincha. Vale decir, que el régimen de facto hará lo posible e imposible para mantenerse en el poder. "Ni por las buenas ni por las malas" entregan el poder suele repetir ese genuino representante del pitecántropos erectus que funge de segundo a bordo del partido de gobierno. Así que el liderazgo político democrático y ese actor político emergente que es la sociedad civil están en la obligación de hilar fino. En esta oportunidad no se puede equivocar.
...el régimen de facto hará lo posible e imposible para mantenerse en el poder. "Ni por las buenas ni por las malas" entregan el poder... Así que el liderazgo político democrático y ese actor político emergente que es la sociedad civil están en la obligación de hilar fino. En esta oportunidad no se puede equivocar.
Desde luego, no existe una receta mágica a seguir ni un liderazgo político que haya dado muestras de sabiduría, capacidad estratégica, astucia política e idoneidad para la conducción política. Esa es una debilidad inocultable, pero si tenemos un liderazgo político representativo cuya mejor expresión es MCM y otros como Jesús Maria Casal, Andrés Velásquez y Henrique Capriles. Amen, de políticos cuya experiencia y honorabilidad nadie discute: Eduardo Fernández, Ramón Guillermo Aveledo, Rodrigo Cabezas y Simón García para nombrar a unos pocos.
Además, de una sociedad civil comprometida con el cambio, crítica, libre pensadora, plural, sin amarras con dogmas ideológicos, muy activa, que reúne a lo más granado de la inteligencia venezolana y del activismo por los derechos humanos, sociales, económicos, civiles y políticos. Una sociedad civil que ha emergido como un actor político dado los reiterados equívocos de la clase política. En regiones como los Andes y Guayana este hecho se ha manifestado con fuerza, especialmente en el ámbito de la formulación y comunicación política.
De la anterior reflexión se desprende, en principio, la necesidad de construir, de abajo hacia arriba, un nuevo y novedoso espacio para la participación, articulación y conducción política. Espacio que dé por concluido el ciclo del centralismo y se abra a la municipalización y regionalización de la política, admitiendo que las exigencias de la contemporaneidad y el tamaño del problema venezolano es tal que obliga a dejar atrás la partidocracia, el elitismo (cogollocracia) y al caudillismo. Crear un espacio en el cual la sociedad civil y los liderazgos regionales sean actores fundamentales es el primer paso para una estrategia de cambio exitosa. No más avances y retrocesos. No más atajos ni aventuras. Jugar política con P mayúscula es la consigna.
Es obvio que el objetivo principal en el corto plazo a trabajar y conquistar es la habilitación de María Corina Machado como candidata. En principio porque no existe ninguna inhabilitación legal de conformidad con lo dispuesto en la Carta Fundamental. En segundo lugar, porque es política y moralmente inaceptable que el régimen pretenda "elegir" al candidato de la oposición. Además, porque desmotivaría a la ciudadanía a ejercer el voto y reforzaría el prejuicio según el cual "dictadura no sale con votos". Sería una derrota política previa a la contienda electoral. Lo importante es definir una estrategia para obligar al CNE y al gobierno a aceptar la candidatura de MCM. Una acertada articulación de presión popular, negociación interna y una dosis adecuada de presión externa. Insisto, no más avances y retrocesos. La pelea es peleando.
Lo importante es definir una estrategia para obligar al CNE y al gobierno a aceptar la candidatura de MCM. Una acertada articulación de presión popular, negociación interna y una dosis adecuada de presión externa.
Comentarios
Publicar un comentario