
Imagen tomada de Gentiuno
Por Dr. José María Fernández (Chema)
La izquierda latinoamericana fue, desde los años 60 del siglo pasado, fuertemente influenciada por la tesis de la dependencia de André Gunder Frank. Según este autor alemán-estadounidense latinoamericano, los países de América Latina han sido, desde la colonización española, luego la inglesa y por último la norteamericana, dependientes de los intereses económicos de la metrópoli, creando en cada región una lumpenburguesía que explotaba los recursos que demandaba el centro capitalista y que conducía a la existencia de un lumpendesarrollo o subdesarrollo. Esta tesis fue divulgada por el escritor uruguayo Galeano en su libro “Las venas abiertas de América Latina”.
Para superar el subdesarrollo de la región había que derrotar a la burguesía criolla dependiente de la metrópoli, que en el siglo XX era EE.UU, y construir modelos de desarrollo autónomos basados en el poder de los trabajadores para beneficiar el buen vivir de la población.
La revolución cubana, liderada por Fidel Castro y el Che Guevara, supuso el ejemplo a seguir por los izquierdistas latinoamericanos que intentaron tomar el poder por medio de la guerra popular o guerrillas. Así surgieron movimientos subversivos en todos los países de América Latina que poco a poco fueron derrotados por regímenes militares o por democracias representativas.
La llegada al poder de Hugo Chávez supuso para los izquierdistas, enemigos del imperio yanqui, una oportunidad para liberarse del yugo de la dependencia. Llegaba para Venezuela una segunda y definitiva liberación siguiendo el ejemplo de Simón Bolívar.
Los primeros años del chavismo fueron de ideología bolivariana muy a tono con el sentimiento militar. “República bolivariana de Venezuela” “Círculos bolivarianos” “Plan Bolívar 2000”. Pero también de democracia participativa, de desarrollo endógeno, de lucha contra los terratenientes y de expropiaciones, de cambios en la educación.
Luego Chávez acuñó su revolución como socialismo del siglo XXI que se unió al modelo cubano, estatizó numerosas industrias, e implantó un régimen económico de sustitución de la rentabilidad económica por rentabilidad social, que derivó con los años en destrucción del aparato productivo de la nación.
La revolución bolivariana, liderada por Chávez, dividió a los venezolanos en dos grupos irreconciliables: los que defendían el proceso y los que lo adversaban. Esta confrontación ha sido permanente en estos más de 20 años tanto bajo la presidencia de Chávez como de Maduro. La oposición ha utilizado todas las formas de lucha: marchas multitudinaria paros nacionales, barricadas, enfrentamientos en las calles con cientos de muertos, elecciones y abstenciones, referéndums, levantamiento militar, gobierno paralelo, y sin embargo, ese régimen que ha llevado a Venezuela a la destrucción de su aparato productivo, al colapso de los servicios públicos, y a la pobreza extrema y migración de millones de compatriotas, sigue en el poder.
¿Cómo se ha podido mantener este régimen durante 22 años? Mediante el control de los poderes públicos que actúan al unísono, (la única vez que la oposición ganó Asamblea Nacional, fue declarada en desacato por el TSJ), el posicionamiento de las fuerzas armadas y de los cuerpos de seguridad a favor del régimen, la persecución selectiva a líderes de la oposición que fueron encarcelados o tuvieron que exiliarse, la intervención de los medios de comunicación social mediante el cierre o compra de los mismos, los servicios de inteligencia cubanos y el control social de la población a través de las misiones, el carnet de la patria y los bonos.
Muchas han sido las figuras políticas o de gobierno que abandonaron el régimen o fueron excluidos o perseguidos en estas dos décadas. Por recordar algunos: Luis Miquelena, Raúl Isaías Baduel, Ismael García, Carvajal, Rodríguez Torres, Héctor Navarro, Giordani, Heinz Dieterich, Ortega Díaz, Rafael Ramírez, Víctor Alvarez, Rodrigo Cabezas, Nicmer Evans, Juan Barreto, Figuera, Elías Jaua, Brito García, Edgardo Lander, escritores de Aporrea, entre otros.
En estos años se ha consolidado una élite de poder conformada por Nicolás Maduro y Cilia Flores, Diosdado Cabello, Padrino López, El Aisami y los hermanos Rodríquez que son cabezas visibles de grupos con intereses económicos y políticos. Esta élite permite y convive con grupos criminales (narcotráfico, guerrilla, paramilitares, pranes) diseminados en el territorio nacional.
La revolución bolivariana, liderada por Chávez, dividió a los venezolanos en dos grupos irreconciliables: los que defendían el proceso y los que lo adversaban. Esta confrontación ha sido permanente en estos más de 20 años tanto bajo la presidencia de Chávez como de Maduro. La oposición ha utilizado todas las formas de lucha: marchas multitudinaria paros nacionales, barricadas, enfrentamientos en las calles con cientos de muertos, elecciones y abstenciones, referéndums, levantamiento militar, gobierno paralelo, y sin embargo, ese régimen que ha llevado a Venezuela a la destrucción de su aparato productivo, al colapso de los servicios públicos, y a la pobreza extrema y migración de millones de compatriotas, sigue en el poder.
¿Cómo se ha podido mantener este régimen durante 22 años? Mediante el control de los poderes públicos que actúan al unísono, (la única vez que la oposición ganó Asamblea Nacional, fue declarada en desacato por el TSJ), el posicionamiento de las fuerzas armadas y de los cuerpos de seguridad a favor del régimen, la persecución selectiva a líderes de la oposición que fueron encarcelados o tuvieron que exiliarse, la intervención de los medios de comunicación social mediante el cierre o compra de los mismos, los servicios de inteligencia cubanos y el control social de la población a través de las misiones, el carnet de la patria y los bonos.
El chavismo-Madurismo ha evolucionado en estos 22 años hasta convertirse en una organización cuyo único objetivo es mantenerse en el poder para defender los intereses de una nueva élite burguesa que ha surgido mediante el expolio y la apropiación de los recursos del Estado. Atrás quedó la democracia participativa y protagónica que ha sido sustituida por las ubch y los clap dirigidas y controladas por el partido. Se olvidó del socialismo del siglo XXI quitando a los trabajadores sus derechos laborales y entregando tierras, empresas y zonas especiales al capital nacional e internacional.
Muchas han sido las figuras políticas o de gobierno que abandonaron el régimen o fueron excluidos o perseguidos en estas dos décadas. Por recordar algunos: Luis Miquelena, Raúl Isaías Baduel, Ismael García, Carvajal, Rodríguez Torres, Héctor Navarro, Giordani, Heinz Dieterich, Ortega Díaz, Rafael Ramírez, Víctor Alvarez, Rodrigo Cabezas, Nicmer Evans, Juan Barreto, Figuera, Elías Jaua, Brito García, Edgardo Lander, escritores de Aporrea, entre otros.
En estos años se ha consolidado una élite de poder conformada por Nicolás Maduro y Cilia Flores, Diosdado Cabello, Padrino López, El Aisami y los hermanos Rodríquez que son cabezas visibles de grupos con intereses económicos y políticos. Esta élite permite y convive con grupos criminales (narcotráfico, guerrilla, paramilitares, pranes) diseminados en el territorio nacional.
Cada organización sabe que su única forma de sobrevivir es manteniendo una alianza con el centro político gobernante. Ya no cuentan con intelectuales, no hay ideología en su discurso, se relacionan con países autoritarios como China, Rusia, Turquía, Irán, Cuba por intereses mutuos. Por eso Maduro llama a los que lo abandonaron “izquierda fracasada”. Aprendiendo del psiquíatra Jorge Rodríguez refleja en sus excompañeros su propia frustración. Petro define el régimen como burocracia militar, Boric no quiere parecerse en nada a Maduro.
¿Cuál es el punto débil del régimen madurista? La mayoría de los venezolanos quiere cambiar de gobierno. Si el pueblo viera una vía clara y factible para salir de esta dictadura se sumaría a la lucha transitar hacia un sistema democrático. La oposición al chavismo solo ha salido victoriosa cuando ha tenido claro el objetivo y ha mostrado una unidad férrea más allá de los partidos: la no aprobación de la reforma constitucional y las elecciones parlamentarias de 2015. Hay que reconocer en la mayoría de los líderes políticos su entrega y su constancia a pesar de las amenazas de todo tipo del régimen. Pero, a la hora de mostrar una hoja de ruta para derrotar al madurismo, piensan más en sus intereses partidistas que en lo que esperan los venezolanos.
Los líderes de los partidos opositores deben estar convencidos que la mejor forma de entusiasmar a los venezolanos de dentro y fuera del país es activar la democracia interna y, sin ventajismos de ningún tipo, organizar unas primarias para elegir al candidato que tendrá la tarea de vencer a Maduro en las próximas elecciones presidenciales.
Felicitaciones Dr. Chema Medio palo,excelente cronología de todo estos 22 años para refrescarle la memoria a todos los venezolanos que olvidamos muy rápido todo lo que fue y sigue siendo Venezuela en manos de esos depredadores.
ResponderEliminarPrimarias YA y votemos también la diáspora
Conciso y brillante. Excelente artículo. Sólo agregaría que no nos consta la buena intención de este grupo criminal en sus inicios y que, desde antes y en el primer año, desmantelo las instituciones democráticas y concentró todos los poderes en uno. Ideologíamente también engañaron desde el principio promoviendo e imponiendo mecanismos de supuesta participación popular que desintegraban la democracia y concentraban en su partido funciones que deberían estar separadas. Así tenemos los dichosos consejos comunales con atribuciones ejecutivas, legislativas y judiciales, además de policiales, electorales y un largo etc. Verónica Ramos Lemoine
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